Fuente: Vanguardia Liberal
La profecía de Emiliano se cumplió: “Siempre me decía: Hijo, una nota cadenciosa, pura, vallenata, pesada, que usted va a ser el rey”.
Sergio Luis Rodríguez siguió al pie de la letra esas instrucciones y anoche, cuando subió a la tarima, demostró que es uno de los grandes.
En silencio había observado las presentaciones de sus contrincantes: Ever Paternina, Fernando Rangel, Manuel Vega y Omar Hernández; entonces le correspondió el turno a él y se subió a la tarima con los inseparables del Festival: ‘Ñeko’ Montenegro y J.J. Murgas.
Con una interpretación magistral del paseo ‘El Pollo Vallenato’ y el ‘Merenguito sabroso’ –ambos de Luis Enrique Martínez- hizo estremecer el Parque de la Leyenda Vallenata, pero cuando llegó el momento del son, ‘la sacó del estadio’ porque ahí no sólo fue su acordeón el que arrebató aplausos, sino la fuerza con la que cantó ‘Son de corazón’, el que compuso para esta ocasión, para decirle a Valledupar y al mundo que fue a esa tarima por una corona y que no se iría de ahí sin ella.
“Cómo se nota que ese pelao anda con Emilianito”, comentaba alguien en la zona de prensa, cuando lo oyó y lo vio ganando en franca lid, a punta de notas pesadas y pausadas, como se lo recomendó su maestro.
“Ajá ¿y tu por qué vas rápido, quien te está puyando para que corras?; el vallenato no se puede atropellar, el vallenato tiene que ser cadencioso”. Y así lo hizo.
Luego vino la interpretación de la puya ‘Vuelve Checho’, compuesta por ‘Ñeko’ Montenegro, con la que ambos, guacharaquero y acordeonero, implementaron un nuevo recurso para el Festival: la parte inicial del tema es la presentación de ‘Checho’ y por supuesto, la canta él, pero en la parte segunda de la canción entra ‘Ñeko’ cantando que “aquí tienen a un pollo que se le enfrenta al que sea, que no hagan mucha bulla porque va a tocar Sergio Luis.
“Eso, yo creo que nadie lo había hecho; porque queríamos hacer como la primera estrofa yo cantarla como presentándome y la segunda la hacía el guacharaqrero”, dijo el Rey.
Minutos después de haber sido coronado, el Rey Vallenato contó sobre la etapa de aprendizaje al lado del maestro. “Emiliano es un gran maestro del acordeón; es mi papá musicalmente hablando y muchas de las cosas que tuve que tener en cuenta para esta noche las aprendí de él”.
Y entonces, mientras arriba Daddy Jankee hacía gritar de euforia a miles de personas, abajo, en el camerino se armó una parranda con el rey, Peter Manjarrés, su orgulloso cantante, amigos colegas que lo felicitaban, su novia, familia, periodistas… “Ahora vamos a ‘cachá’. Nosotros nos vamos a acostar a las diez de la noche de mañana”, le dijo Peter al rey… así empezó la celebración que recorrerá el mundo entero y que durará hasta que de nuevo llegue abril al Valle.
La confesión de Peter
“Sin echarte mentiras, antes de que se montara a la tarima, lo llamé 25 veces. Yo no quise entrar, me fui para mi carro y puse un televisor en mi celular; veía a todos los participantes y le decía: fallaron en esto, le fue bien a este. Yo entré cuando se acabó todo. Vine aquí, me encomendé a Dios y nos mandaron a subir a la tarima”.
Allá lloró, igual que el Rey y también el presidente de la Fundación de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina.
De allá bajó Peter saltando, tan feliz como su joven compañero que acababa de cumplir su sueño. “Yo le decía que a veces me daba miedo que concursara tanto porque no es fácil; estamos pasando un buen momento y nos exigen mucho, más que a otros participantes. Hay gente que dice que es más fácil porque son famosos, pero no; es más difícil ser rey famoso, pero Sergio Luis demostró con altura y disciplina cómo se toca un acordeón y por eso se ganó hoy la corona de rey vallenato”.
Sergio Luis Rodríguez, el vallenato de 23 años, se formó musicalmente bajo la batuta de Andrés ‘El Turco’ Gil, haciendo parte de Los Niños del Vallenato, con los que pisó la Casa Blanca en Estados Unidos. En 1994 se coronó Rey Infantil y tres años después fue rey de reyes en esta categoría, pero su sueño era más grande y pervivía con él, pese a los grandes éxitos cosechados con Peter Manjarrés y hasta el Grammy latino en noviembre pasado. Volver a Inicio >
La profecía de Emiliano se cumplió: “Siempre me decía: Hijo, una nota cadenciosa, pura, vallenata, pesada, que usted va a ser el rey”.
Sergio Luis Rodríguez siguió al pie de la letra esas instrucciones y anoche, cuando subió a la tarima, demostró que es uno de los grandes.
En silencio había observado las presentaciones de sus contrincantes: Ever Paternina, Fernando Rangel, Manuel Vega y Omar Hernández; entonces le correspondió el turno a él y se subió a la tarima con los inseparables del Festival: ‘Ñeko’ Montenegro y J.J. Murgas.
Con una interpretación magistral del paseo ‘El Pollo Vallenato’ y el ‘Merenguito sabroso’ –ambos de Luis Enrique Martínez- hizo estremecer el Parque de la Leyenda Vallenata, pero cuando llegó el momento del son, ‘la sacó del estadio’ porque ahí no sólo fue su acordeón el que arrebató aplausos, sino la fuerza con la que cantó ‘Son de corazón’, el que compuso para esta ocasión, para decirle a Valledupar y al mundo que fue a esa tarima por una corona y que no se iría de ahí sin ella.
“Cómo se nota que ese pelao anda con Emilianito”, comentaba alguien en la zona de prensa, cuando lo oyó y lo vio ganando en franca lid, a punta de notas pesadas y pausadas, como se lo recomendó su maestro.
“Ajá ¿y tu por qué vas rápido, quien te está puyando para que corras?; el vallenato no se puede atropellar, el vallenato tiene que ser cadencioso”. Y así lo hizo.
Luego vino la interpretación de la puya ‘Vuelve Checho’, compuesta por ‘Ñeko’ Montenegro, con la que ambos, guacharaquero y acordeonero, implementaron un nuevo recurso para el Festival: la parte inicial del tema es la presentación de ‘Checho’ y por supuesto, la canta él, pero en la parte segunda de la canción entra ‘Ñeko’ cantando que “aquí tienen a un pollo que se le enfrenta al que sea, que no hagan mucha bulla porque va a tocar Sergio Luis.
“Eso, yo creo que nadie lo había hecho; porque queríamos hacer como la primera estrofa yo cantarla como presentándome y la segunda la hacía el guacharaqrero”, dijo el Rey.
Minutos después de haber sido coronado, el Rey Vallenato contó sobre la etapa de aprendizaje al lado del maestro. “Emiliano es un gran maestro del acordeón; es mi papá musicalmente hablando y muchas de las cosas que tuve que tener en cuenta para esta noche las aprendí de él”.
Y entonces, mientras arriba Daddy Jankee hacía gritar de euforia a miles de personas, abajo, en el camerino se armó una parranda con el rey, Peter Manjarrés, su orgulloso cantante, amigos colegas que lo felicitaban, su novia, familia, periodistas… “Ahora vamos a ‘cachá’. Nosotros nos vamos a acostar a las diez de la noche de mañana”, le dijo Peter al rey… así empezó la celebración que recorrerá el mundo entero y que durará hasta que de nuevo llegue abril al Valle.
La confesión de Peter
“Sin echarte mentiras, antes de que se montara a la tarima, lo llamé 25 veces. Yo no quise entrar, me fui para mi carro y puse un televisor en mi celular; veía a todos los participantes y le decía: fallaron en esto, le fue bien a este. Yo entré cuando se acabó todo. Vine aquí, me encomendé a Dios y nos mandaron a subir a la tarima”.
Allá lloró, igual que el Rey y también el presidente de la Fundación de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina.
De allá bajó Peter saltando, tan feliz como su joven compañero que acababa de cumplir su sueño. “Yo le decía que a veces me daba miedo que concursara tanto porque no es fácil; estamos pasando un buen momento y nos exigen mucho, más que a otros participantes. Hay gente que dice que es más fácil porque son famosos, pero no; es más difícil ser rey famoso, pero Sergio Luis demostró con altura y disciplina cómo se toca un acordeón y por eso se ganó hoy la corona de rey vallenato”.
Sergio Luis Rodríguez, el vallenato de 23 años, se formó musicalmente bajo la batuta de Andrés ‘El Turco’ Gil, haciendo parte de Los Niños del Vallenato, con los que pisó la Casa Blanca en Estados Unidos. En 1994 se coronó Rey Infantil y tres años después fue rey de reyes en esta categoría, pero su sueño era más grande y pervivía con él, pese a los grandes éxitos cosechados con Peter Manjarrés y hasta el Grammy latino en noviembre pasado. Volver a Inicio >
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